Señor Director:
En los inicios de la discusión sobre la reforma previsional se manifestó abiertamente que el sistema sueco estaba siendo examinado como ejemplo.
Está bien, pues, como nos enseñó Confucio, “nada es más digno de admiración en un hombre que el saber aceptar e imitar las virtudes de los demás”. En Suecia, país ejemplo de un Estado de Bienestar, algunas de esas virtudes son que la edad de jubilación es la misma para hombres y mujeres (63 años), va a subir a 64 en 2026 y en adelante aumentará con la expectativa de vida. Por otro lado, la informalidad alcanza solo un 4% versus el 27% de Chile. Además, cotizan mucho más: 22,3 %. Lo que no es imitable es su sistema de reparto (cuentas nocionales), el cual crece solo 1,6% al año versus la rentabilidad real de 6,4% del ahorro individual. Resulta curioso que se insista en nadar contra la corriente cuando países modelo como Suecia se han reformado para migrar desde el reparto hacia el ahorro.