• El Líbero,
  • 18 Julio 2024

Paradoja previsional

La reforma previsional es una carrera de relevos entre varios competidores, donde ganar significa llegar a un acuerdo que permita mejorar las pensiones tanto hoy como en el futuro sin atentar contra la sostenibilidad del sistema.

Una de las discusiones actuales en las que podemos evidenciar cómo las personas parecen incapaces de ver más allá de su propia ideología es en la reforma de pensiones. En este tema, sin importar cuántos técnicos y académicos de renombre se manifiesten, las consignas y los intereses siguen predominando, así como también un desmedido apuro o retardo de la votación parlamentaria, dependiendo del escenario electoral del momento.

Lo vemos constantemente. Desde un lado se plantea que el objetivo máximo de la reforma es subir las pensiones actuales y futuras, pero al mismo tiempo, se insiste incansablemente en reorganizar por completo la industria para poder cumplir con la consigna de “No+AFP”, a sabiendas de que el ahorro individual, junto con un mercado laboral más robusto, es la mejor alternativa para las pensiones a largo plazo. Si bien es cierto que más competencia siempre es positiva, terminar con las AFP no mejora las pensiones. Por otro lado, no se logra entender que la posibilidad de aumentar la edad legal de jubilación e indexarla a las expectativas de vida siga cerrada, siendo algo que tarde o temprano se tendrá que realizar, y mientras antes se haga, más controlada sería la transición. Otra vez, los intereses políticos impiden llegar a la decisión óptima.

Por otro lado, también es cierto que hay que dar con una fórmula distinta a la capitalización individual que permita subir las pensiones de los jubilados actuales, pero que resguarde la sostenibilidad de las finanzas públicas y no castigue a los trabajadores formales.

¿Y si en lugar de pensar en aumentar la PGU, la indexamos a la línea de pobreza y, adicionalmente, consideramos un bono por años cotizados que premie la formalización, pero no a costa del ahorro de los trabajadores? De esta forma, las pensiones de los quintiles más bajos seguirán sostenidas por la PGU, mientras que el bono por años cotizados por fin impactaría de lleno a los quintiles medios. Podemos evaluar su financiamiento a través de impuestos generales o de los ingresos del litio, tal y como propusieron hace poco M. Acevedo y H. González.

La reforma previsional es una carrera de relevos entre varios competidores, donde ganar significa llegar a un acuerdo que permita mejorar las pensiones tanto hoy como en el futuro sin atentar contra la sostenibilidad del sistema. Sin embargo, será una carrera imposible de ganar si las ideologías nos siguen nublando, en línea a la hemiplejia moral que alguna vez citó Ortega y Gasset hace más de 90 años y que dejó esta célebre frase: “Ser de izquierda, así como ser de derecha, es una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil (…)”. A ver, entonces si logramos centrar la vista en lo realmente importante, que es mejorar la calidad de vida de las personas mayores tomando los aspectos positivos de cada una de las partes.

Matías Vargas, Investigador Observatorio Perspectivas.

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